sábado, 8 de diciembre de 2012

A LA POETISA AMALIA DOMINGO Y SOLER



A LA POETISA
AMALIA DOMINGO Y SOLER
                               Por Salvador Selles


Amalia, ¿por qué razón 
Mi musa elogias así? 
¿Por qué levantas por mí 
Tu más preciosa canción? 
¿Por qué elevas a la luz 
Do le dejas suspendido 
Al murciélago nacido 
Para el nocturno capuz?
Al magnífico fulgor 
De tu genio soberano 
Tomas mi trémula mano 
Con majestad y valor,
Y a la cúspide del mundo 
Literario me levantas,
Y luego plácida cantas 
Mi pobre genio infecundo!
Lira en el cielo templada, 
De los ángeles querida, 
De bello nácar vestida, 
De dulces flores ornada, 
¿Por qué ensalzas lisonjera 
Pretendiendo darle brillo 
Al humilde caramillo 
Que resuena en la pradera?
Cisne del lago de Dios, 
Ruiseñor del bosque santo, 
¿Por qué levantas tu canto 
De la oropéndola en pos? 
Cuando con noble ansiedad 
Que constituye virtud 
Alza tu inmenso laúd 
Un himno a la caridad;
Y con magnánimo ardor 
Digno de eterna memoria 
Le das el hombre de historia 
Sacrosanta del Señor;
Y al escuchar los jardines 
Tus cláusulas melodiosas 
Crecen en aves y en rosas
Y azucenas y jazmines, 
Mi espíritu conmovido
Se postra en éxtasis santo,
Y en dulces horas de llanto 
Quédase al fin sumergido!
         .....¿Y tú pudiste cantar
Mi ronca lira que espanta? 
Ah! cuando el sol se levanta 
¿Qué reptil no ha de dorar?
Musa divina, yo adoro. 
Tus celestiales encantos; 
Por ti derramo mis llantos, 
De gratitud, por ti lloro; 
Pero no cantes por mí; 
Que tus acentos divinos 
Consagrar a otros destinos 
Debes, más dignos de ti.
Y si cantar es tu empeño 
Mi melancólico ser, 
Cuando te logre prender 
En sus guirnaldas el sueño;
Y tu espíritu radiante 
Lanzándose a los espacios 
Entre gigantes topacios 
Hacia el Señor se levante; 
A la armoniosa canción 
De las esferas sin fin
Que van llenando el confín 
De luz, fragancias y son, 
Alza una dulce plegaria, 
No una canción lisonjera 
Por éste triste que espera 
Perdido en selva contraria.
Mi ser, si así lo cumplieres 
Se llenará de armonías,
Y bendiciendo sus días 
Encontrará sus placeres.
Y de mis dichas en pos 
Tras tantas sombras extrañas, 
Invadirán mis entrañas
Los dulces astros de Dios!